Lokos y Xifladas

Lokos y Xifladas

domingo, 6 de junio de 2010

El Esperanto..... humanismo y represalias.

Salutón. Cu Vi parolas Esperanton? No, no he perdido la cordura, me he limitado a decir: Hola ¿hablas Esperanto? Un simple google y la pantalla escupe 65,800,000 sitios sobre este lenguaje con pretensiones universales. Aunque hoy la lingua franca por excelencia sea el ingles, el esperanto se niega a darse por vencido, y ha reafirmado su presencia en la red de redes. Se puede leer y aprender, jugar, chatear....online y en esperanto. Y es que, si creemos a los expertos, una semana basta para controlar su gramática, resumida en 16 reglas (sin excepciones) y un vocabulario surgido, esencialmente, de las lenguas romances.

Todo empezó a fines del siglo XIX. Entonces el Imperio Ruso era el mayor estado de Europa. A lo largo y ancho de sus 23,00 kilómetros cuadrados convivían más de 125 millones de personas de 100 grupos étnicos. Visto el consiguiente batiburrillo idiomático, un oftalmólogo polaco, L. L. Zamenhof, se empeñó en hallar un idioma común que evitase conflictos al estilo de la Torre de Babel.

A pesar del talento innato de Zamenhof para los idiomas (hablaba 8 idiomas), el proceso le resultó largo y laborioso, y no le faltaron competidores, como el el complejo “volapük”, lo que sirvio para animarle aún más a continuar con su empresa. En 1887 publicó un folleto con los principios del nuevo idioma y lo firmó con el seudónimo que acabaría bautizando su creación: Doktoro Esperanto (Doctor Esperanzado). Lejos de pretender sustituir las lenguas maternas, Zamenhof lo contemplaba como un segundo idioma a nivel universal.

Mientras sangrientas revueltas anunciaban profundos cambios en Rusia, el primer Congreso Universal de Esperanto (1905) limpió la lengua, fijó sus bases e intentó darle esplendor. Hasta diseñó una bandera verde (esperanza) y blanca, sinónimo de paz y armonía. Y es que Zamenhof también cultivó el homaranismo, con un lema de lo más filantrópico: tratar al prójimo como te gustaría que te tratasen a ti.

Se intentó incluso establecer el primer estado esperantista que, por lógica, debía estar en tierra de nadie. El lugar escogido fue Moresnet, entre Alemania, Bélgica y los Países Bajos. Surgido del Congreso de Viena (1815), este micropaís (3,5 km2) existió como zona independiente durante más de un siglo, hasta que otro tratado, el de Versalles, terminó por anexionarlo a Bélgica. Otro intento de nación esperantista, aún más minúscula y mucho más efímera, fue una isla artificial sobre una plataforma en el Adriatico, cerca de Rímini, que declaró su independencia en 1968 como Insula de las Rosas. El gobierno italiano se encargó de dinamitarla.

Y es que ya lo advirtió Hitler en su Mein Kampf: un contubernio judío (Zamenhof lo era) podía usar esta lengua para dominar el mundo. ¿La consecuencia de esta animadversión? La persecución de sus practicantes. Pero no vayan a pensar que el Führer se quedó solo en su cruzada antiesperantista. Con Stalin, para quien era una “lengua de espías”, se estilaron las ejecuciones a quines lo hablaban. Y poco despuesde que el esperanto hiciese un cameo en el Gran Dictador de Chaplin (los carteles estaban escritos en esperanto, no en alemán), el senador McCarthy proclamaba a los cuatro vientos que conocer esa lengua maldita era casi sinónimo de simpatía hacia el comunismo. Ya se sabe lo que pasa cuando uno trata de ir por libre....

A pesar de su supuesto talante izquierdista-libertario, el llamado “latín de los obreros” fue al tiempo promocionado por unos cuantos católicos como el “nuevo latín de la Iglesia”. El Papa felicita la Navidad también en esperanto.

Que le quiten pues lo bailao al esperanto. Está por ver si otros idiomas artificiales como el élfico de El seños de los Anillos, el kingon de Star Trek o la lengua de los Na´vi que hablan los azulados habitantes de Pandora en Avatar logran superar el siglo de vida.

¿Utopía? ¿Cosa de frikis? ¿Intento frustrado de hermanamiento linguistico? Juzguen ustedes. A una servidora sólo le resta despedirse: Gis Baldau, (hasta pronto), o si lo prefieren, mucho mas entendible: Adiau.

Artículo aparecido en la Revista Clio num 104. Por Laura Manzanera. Periodista.



8 comentarios:

juanjo dijo...

Interesante tema el del esperanto e interesantisimo su proyecto desgraciadamente fracasado.
Creo que la existencia de una lengua comun seria un paso importantisimo para superar nuestras diferencias artificiosamente creadas
El siguiente paso?......fuera banderas,himnos y fronteras
Besos

AƒяođiTส dijo...

Ehhhhhhhh y no hablaste del cuti, ese idioma es uffff mi abuelita nos hablaba asi cuando habia visitas y ella en su infinita inocencia juraba que nadie la entendia, tan linda jajaja.tambien Garcia Marquez en 100 años de soledad uso una variante del cuti para señalar que Fernanda del Carpio (quien era la esposa de Aureliano II) era una remilgada dijo:""-Esfetafa -decía- esfe defe lasfa quefe lesfe tifiefenenfe asfacofo afa sufu profopifiafa mifierfedafa.""


Bien interesante el articulo cariño, y muy didactico
Gracias Muackkkkkkkkkkkkssssss-♥

Rubén Darío dijo...

Amikajn salutojn.

Darío.

Anónimo dijo...

Jajaja Dario que risa leerte :P

Pues me parece muy interesante Afrodita, no tenía ni idea de donde salía lo del proyecto esperanto y me ha encantado enterarme. Recuerdo cuando decían que iba a ser la "bomba" pero ná, se quedó en nada y como dice Juanjo, no sería tan malo si unificaramos el idioma, aunque para eso ya está el inglés, que va ganando terreno día a día.

Muy interesante :)

Un besito!

Anónimo dijo...

Perdón, me acabo de dar cuenta que la publicación es de Tibu Loko :)

pero no deja de ser interesante por haberlo publicado tu ehh! :P

SOMMER dijo...

La primera vez que oí hablar del esperanto debía tener cinco años. Un intento genial de que todos hablásemos la misma lengua. Lástima que se haya quedado en el intento...

Anna dijo...

muy bueno. Habia oido hablar del esperanto , pero la verdad que muy poco, no tenia ni idea. ya saben cda dia se aprende algo!

un abrazo.
Anna

Una Lokita Xiflada dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

Mas Que Sorprendente Reloj: