Lokos y Xifladas

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sábado, 2 de julio de 2011

EL LIGUERO PRENDA EXÓTICA...!

El liguero hace parte del inventario de prendas como de otros tantos objetos ya extintos o modificados que a través de nuestra acelerada cotidianidad hemos visto pasar. Prenda obligatoria, imprescindible e intima del vestuario de la mujer de ayer, usado para sostener correctamente las medias de nailon que en sus inicios fueran de seda. Artilugio sin aparente utilidad y desconocimiento para las nuevas generaciones de jovencitas.

Como todo los había de varias clases, de sencillos y económicos a sofisticados y costosos. Los primeros eran aquellos compuestos de una simple banda ancha de burdo y elástico caucho, los segundos elaborados con cintas de encaje y finos herrajes unidos a un cinturón central ajustable a la cintura conformando una sola y si se quiere estimulante unidad.


Para las damas su uso era fundamental e insustituible, lográndose así sostener adecuadamente las translucidas medias, porque de lo contrario sin él, estas se podían escurrir viniéndose abajo repentina y vergonzosamente hasta los tobillos, como bien señalaba angustiada la tía Marujita, “era preferible una arruga en la cara mijita querida, que una arruga en la pierna, pero por favor”.


Pero la finalidad del liguero desde el punto de vista masculino era diametralmente diferente al demandado por las mujeres. Para los individuos, quienes no buscaban ningún tipo de seguridad o estética personal, este actuaba para sus propósitos como una forzosa y clara señal, como el punto que marca un límite, algo así como un semáforo en amarillo. Cuando en la seducción cautelosamente se ascendía por aquellos cálidos parajes y de pronto se encontraba este lugar de frontera, este parámetro de referencia que media la cercanía y justa distancia del preciado y paradisiaco objetivo. Ese era su fin principal, alertar y ser guía invaluable para los caballeros.

Al llegar allí se experimentaba un momento de terrible incertidumbre, como el que establece la señal amarilla. Donde se evalúa y analiza la situación, si acelerar o por el contrario detenerse. Continuar o retornar he ahí el dilema, intentando por todos los medios, en cualquiera de las dos posibilidades que el delirante acometido no llegara a malograrse.


Si se retornaba, posiblemente y para siempre la oportunidad se perdería, con el agravante de quedar en el catalogo de los imbéciles atrevidos. Si agalludamente continuaba la incursión, la clasificación se daba dentro del marco de los guaches indecentes. Que era un dictamen a la larga esperanzador. Y que siempre fue indudablemente la decisión acertada, que finalmente rendiría sus frutos.

Pero no siempre se debía fiar de la intuición, había ayudas que contribuían a dar confianza. Una quizás muy significativa fuese, la furtiva mirada por el rabillo del ojo y percibir una leve e imperceptible mueca de inmensa satisfacción y complacencia ante el impúdico asalto. No sin antes y de un tajo cortarse abruptamente la sesión por parte de la involucrada, quien increpaba y señalaba al pobre y desconcertado individuo excursionista como único responsable del indigno pero anhelado hecho.

Pensar que estas vivencias fueron posibles gracias a esa extinta pero exótica prenda llamada “el liguero”, que logra ahora en el otoño reproducir con cierta esencia nostálgica, recuerdos de osadas y malabaristicas acrobacias manuales.

Después pasado el tiempo, con la tecnología que no se detiene llegaría la amurallada, la acorazada e

insustancial media pantalón, comodísima según admiten las señoras, pero con la cual desde el punto de vista masculino lidiarían ineficaz e inútilmente en sus apasionadas escaramuzas engendros posteriores.


Arq. Germán Sánchez Borda.
Bogotá D.C. Octubre 30 de 2.010.




 

Este enriquecedor texto llego a mi via  correo, (bendito correo) haciendo la salvedad que si antes la ruta a las mieles femeninas era (gracias al liguero) de sur a norte.. Después de las pantimedias, el cambio de ruta fue de norte a sur… muy ocurrente no…?
Como siempre, hay que desconfiar un poquito en la fuente y busque en internet el nombre del autor, encontrándome con su blog, súper ameno e interesante, mas no encontré esta entrada en él…
Aquí les pongo la dirección del blog, de este autor Colombiano, que como su pueblo es ocurrente, colorido, perspicaz y todas las cualidades del mundo…


Afrodita...!!!

4 comentarios:

juanjo dijo...

Me ha encantado la entrada....¿sera porque me encantan los ligueros'
Echare un vistazo a ese blog
Besos guapa

Anónimo dijo...

Me encantan las prendas intimas femeninas, son realmente sensuales y seductoras (algunas claro) No te creas que el liguero esta condenado a desaparecer, por aquí está volviendo a estar de moda, aunque la juventud no lo suele usar por incomodo, eso si que es verdad.

Genial entrada, me ha encantado ^_^

Besotes!

Juan Luis dijo...

Jeje, me ha encantado esta entrada, pero claro, a qué hombre no le gustaría este análisis? Llegado el momento, intentaré no ser uno de esos imbáciles atrevidos... :-))
Besos.

Anónimo dijo...

Estemos claros...¡Una prenda provocadora!...De eso no quepa la menor duda

Mas Que Sorprendente Reloj: