
Sentirse casi ingrávidos permite hacer algunas posturas que en tierra firme nuestro peso corporal no lo acepta. Recuerda tus experiencias, si las tienes, o proyecta tu imaginación. El agua rodeándonos nos seduce, e invita a la pasión y el desenfreno a ese ser elemental e instintivo que somos, pero cuando avanzamos hasta buscar el coito dentro del agua, eso es distinto. ¿Qué sucede?
Aunque vital, el agua no es un buen lubricante y no facilita la penetración. El sexo oral también es divertido y muy excitante, pero debajo del agua puede convertirse en una tragedia, ya que con cierta certeza terminará tragando mucha agua. Y no es la idea. Ni hablar de la playa y la arena. Emocionante: las olas vienen y van, mojan, el viento, la brisa sobre cuerpos desnudos y frotándose con ellas, pero ¿y la arena? ¡Nada! No es buena aliada, y si no se toman las precauciones, todo el erotismo vital se puede ir por la borda gracias a unos diminutos granos.

¿Y el condón? En el agua un condón no sólo deja de ser eficiente, sino que puede ser un escollo. Por lo tanto, si la penetración es en el agua será mejor que sea con una pareja estable, con la que no corras el riesgo de contraer una enfermedad o el VIH. El método de control de embarazo debe ser por la vía oral. Pero no te desalientes...¡No todo está perdido! Al contrario, el agua tiene un potencial infinito para provocarnos placer. Y si lo dudas, piensa en la cadencia de los movimientos cobijados por la liviandad del cuerpo bajo tu poder, en las distintas posiciones que puedes practicar con más facilidad y flexibilidad, pero menos continuidad y más resistencia en los movimientos intensos.
Aprovechemos el movimiento natural de las aguas para provocar el cuerpo y experimentar sensaciones que no se consiguen en otro medio. El agua es también humedad y eso sí que es sinónimo de que las cosas están funcionando bien en una relación sexual. Gotas de sudor instaladas en el cuerpo, humedad vaginal y fluidos que se desplazan para anunciar que de la pasión hemos pasado a la excitación y estamos en el mundo del placer total. La moraleja será usar el agua como complemento. Claro, mojar, pero no inundar. Conjuguemos el verbo mojar que puede ser un aliado de indiscutible de la sensualidad. Yo te mojo, tú me mojas, nosotros nos mojamos. Faldas o camisetas pegadas al cuerpo. Verter pequeñas gotas en todo o parte del cuerpo. Dejar que se deslicen, que se esfumen o por fin, beberlas. ¡Todos estamos mojados...!
3 comentarios:
Poziiiii.... er seso ee rico onde seaaaaaaaaaaaaaa....
Besukis desde las Vienas vienesas
...Y aunque tenemos la piel azul
de tanto amarnos bajo el cielo
aún nos queda
un gran deseo en las entrañas
de sentirnos amados por la playa
con cosquillas de arenas en los pies
y hacernos el amor dentro del agua...
Te extraño cielo... muackkkkkkkkkkkkkkkk
tibuuuuuuuuuuu ..como te lo estas pasando alla por las vienass..espero que de cineeee
besitos y abrazos de tu peña
nuski
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