Rosa estaba desconcertada. En su mente se agolpaban los detalles de los últimos sucesos. Por una parte Salomé, negaba haber mencionado el nombre de su madre cuando sus entrañas se contraían al llamado del placer intenso que la boca de rosa le proporcionaba. ¿Lo habría imaginado?
Por otro lado estaba ese comentario que le dirigió Salomé a aquel extraño desconocido cuando le pidió acercarse y compartir con ellos sus placeres. Había expresado claramente que no podía darle amor a Rosa pero placer si. Si la frase la hubiera dirigido a un gitano lo entendería como una forma de salvaguardar su seguridad, pero.... Uniase a esto aquella otra frase, dichas por la gitana en aquel sueño extraño que tuvo. ”Eres mía, tu destino está atado a mis deseos y voluntades. No lo olvides”. Sus expectativas a la muerte de Jesús de que Salomé seria solo suya, cada día se difuminaba como el humo de las fraguas al terminar la labor. Había llegado Sham aquel otro gitano, y ahora este paisano desconocido, que a los ojos y placeres de Salomé la hacían pasar a ella a segundo plano. Por otra parte estaba el interés de Salomé en su seguridad y la forma como la protegía. Prácticamente no podía dar un paso sin sentir la vigilancia de los ojos de Salomé.Sus pensamientos la deprimían y confundían.Se había ido a refugiar en aquel claro en el viñedo frente al río en donde desde niña se ocultaba cuando algo la angustiaba.Escucho de pronto voces y ruidos que provenían del río. Desde su escondite pudo observar a dos gitanos que quitándose el sudor de la jornada se bañaban desnudos y que hablaban sobre el tamaño de su virilidad, y cual de los dos satisfacía mejor a su gitana.Cuando menos esperaba escucho un ruido y volteando la cara hacia donde provenía, descubrió aquel gitano que se acariciaba la entrepierna. Se ocultó aun más y pudo observar como sacaba su bien dotado miembro y escupiendo sobre el, se empezaba a masturbar, excitándose ante la vista de los hombres que se bañaban en el rió. Su miembro crecía entre sus manos y su cara se iba transfigurando de placer. Su mano subía y bajaba recorriendo todo el tronco de su miembro. Primero el ritmo fue lento y conforme pasaban los minutos se incremento hasta que no pudiendo más cayo de rodillas y expulso aquel chorro potente de leche. Quedo exhausto unos minutos, sacudió aquel miembro ahora fláccido y volvió a guardarlo. Mirando a su alrededor con cara de culpabilidad se alejo sin hacer ruido. Rosa no podía creer lo que había visto. Aquel gitano tan varonil por el que más de una gitanilla suspira y acaricia su vagina por las noches, resultaba que se excitaba con la vista de aquellos hombres desnudos en el río.Rosa espero unos minutos y decidió regresar al campamento.Cuando menos lo esperaba escucho detrás de Ella la voz de Belgobu que le pedía le ayudara con la cesta de yerbas que llevaba entre los brazos. Camino del campamento, la Matriarca le dijo: “Muchos opinan que la mala suerte que nos invade es por causa tuya, los rumores no cesan y debo tomar medidas. Como Matriarca del campamento y siguiendo la costumbre, al no haber tu madre acordado matrimonio para ti, debo escoger yo entre los habitantes quien será tu marido” Rosa palideció. Intento protestar pero Belgobu continuó:“No se que maldición recae sobre ti y tus ancestros que solo causan problemas”. Ante la cara de sorpresa de Rosa continuo. “Primero tu madre, y ahora tu. Esta escrito que no viviré tranquila gracias a Uds.” Rosa no acertaba a preguntar nada. “Nunca debí permitir que tu abuela se hiciera cargo de Salomé. A sus orfandad debí darla a amamantar a otra. Los pechos de tu abuela estaban malditos.”Rosa oía como si no fuera a ella a quien dirigía la palabra.“Debes conocer la historia para que entiendas el porque de mis decisiones.Cuando tu madre aun no cumplía 10 años tu abuela parió un niño muerto la misma noche que la madre de Salomé la paria muriendo en el trabajo de parto. Siendo huérfana la entregue a tu abuela que la amamantó y crió como hija suya. Su destino estuvo sellado cuando mamo de aquella leche. La maldición que recae sobre tí es herencia de tu madre. Por aquellos días dos paisanos se hicieron presentes por el campamento. Vinieron varias veces con diferentes pretextos. Un buen día uno de ellos apareció muerto entre los matorrales del río, lo habían apuñalado con una daga Marrasquina, idéntica a la que heredaste de tu Madre. El otro desapareció del campamento al igual que una gitana de la que solo se encontró un pañuelo verde que acostumbraba usar como amuleto de buena suerte. Las malas lenguas decían que aquel paisano había muerto cuando fué encontrado en Brazos de Salomé por algún gitano celoso. Posteriormente, tu madre fue encontrada por tu padre un día libando de la fuente de Salomé. Avergonzado ante la posibilidad de que se supiera y se pensara que era el culpable de no satisfacer a su mujer, abandono el campamento, sin saber que ya estaba preñada de tu persona. Aproximadamente 8 meses después naciste Tú."
“Los más viejos me presionan para que tome medidas que protejan el campamento de una nueva ola de calamidades como las de esos tiempos. Si tienes algún prospecto para desposarte me gustaría saberlo, si no yo escogeré uno para ti. Tienes solamente unos días para pensarlo. Gracias por la ayuda, me vuelvo vieja y ya cansa el cargar la cesta.”Rosa corrió a la tienda de Salomé, quería gritarle, preguntarle, arrojarse en sus brazos, golpearla. Entro corriendo gritando ¡ Salomeeeeeeeeeeee ! y se encontró con los brazos de la paisana blanca. ¿Que haces aquí? ¿Que buscas?Calma, nada malo, buscaba a Salomé pero no esta. Respondió la paisana¿Para que la buscas?Porque necesito unas respuestas, pero cálmate vienes muy agitada, lloras, ¿te puedo ayudar?No, no puedes.Ven anda cálmate, toma un trago de vino, anda te hará bien.La mujer aquella con su melodiosa voz empezó a calmar a la fiera que Rosa traía dentro, sus manos acariciaban su pelo mientras ponía el borde del vaso de vino en sus labios. El aroma de aquella mujer inundaba su nariz de una fresca fragancia. Sus ojos no pudieron evitar ver aquellas dos grandes copas albeas invertidas que dejaba ver aquel escote.Anda otro sorbo, te hará bien musitaba la bella mujer a su oído.Rosa estaba confundida, ella que había soñado con matar aquella mujer, ahora s encontraba deliciosamente acurrucada entre sus brazos. Sus demonios la acosaban, unos le decían que debía apartarse de aquellos brazos. Ella le pertenecía a Salomé. Otros le aconsejaban la venganza. Salomé la había traicionado, porque no entregarse aquella paisana que con cuerpo de Ángel la consolaba. Otro trago y uno más, empezaron a derribar los temores de Rosa, de pronto y sin saber como sintió su boca penetrada por la lengua de aquella hurí. Su lengua respondió a aquel beso húmedo, sus manos abrazaron aquel cuerpo, se abandono al placer que en sus sentidos despertaba aquella mujer.Intercambiaron cual vampiros los cuellos que se llenaban de besos y caricias, las manos recorrían con ansiedad los pechos, los botones rosados y oliváceos se besaban, las manos acariciaban sus caderas mientras sus vientres se pegaban, los dedos hurgaban en las grutas llenas de humedad, ríos de miel brotaban de las fuentes bajando por aquellos muslos que se movían al ritmo del deseo. Rodaron entre los cojines de la tienda. La boca de Rosa buscaba la fuente de Ananay, sus manos abrían sus piernas y su lengua se metía en aquella gruta que se abría rosada para ella. Los labios estaban gordos llenos de sangre, cambio de postura la gitana ahora era su nariz la que embocaba en aquella gruta, dejando sentir su respiración en aquel sexo abierto mientras sus labios se apoderaban de aquel pequeño botón rosado que apretaban haciendo endurecerse al toque de la punta de la lengua de Rosa.
Por otro lado estaba ese comentario que le dirigió Salomé a aquel extraño desconocido cuando le pidió acercarse y compartir con ellos sus placeres. Había expresado claramente que no podía darle amor a Rosa pero placer si. Si la frase la hubiera dirigido a un gitano lo entendería como una forma de salvaguardar su seguridad, pero.... Uniase a esto aquella otra frase, dichas por la gitana en aquel sueño extraño que tuvo. ”Eres mía, tu destino está atado a mis deseos y voluntades. No lo olvides”. Sus expectativas a la muerte de Jesús de que Salomé seria solo suya, cada día se difuminaba como el humo de las fraguas al terminar la labor. Había llegado Sham aquel otro gitano, y ahora este paisano desconocido, que a los ojos y placeres de Salomé la hacían pasar a ella a segundo plano. Por otra parte estaba el interés de Salomé en su seguridad y la forma como la protegía. Prácticamente no podía dar un paso sin sentir la vigilancia de los ojos de Salomé.Sus pensamientos la deprimían y confundían.Se había ido a refugiar en aquel claro en el viñedo frente al río en donde desde niña se ocultaba cuando algo la angustiaba.Escucho de pronto voces y ruidos que provenían del río. Desde su escondite pudo observar a dos gitanos que quitándose el sudor de la jornada se bañaban desnudos y que hablaban sobre el tamaño de su virilidad, y cual de los dos satisfacía mejor a su gitana.Cuando menos esperaba escucho un ruido y volteando la cara hacia donde provenía, descubrió aquel gitano que se acariciaba la entrepierna. Se ocultó aun más y pudo observar como sacaba su bien dotado miembro y escupiendo sobre el, se empezaba a masturbar, excitándose ante la vista de los hombres que se bañaban en el rió. Su miembro crecía entre sus manos y su cara se iba transfigurando de placer. Su mano subía y bajaba recorriendo todo el tronco de su miembro. Primero el ritmo fue lento y conforme pasaban los minutos se incremento hasta que no pudiendo más cayo de rodillas y expulso aquel chorro potente de leche. Quedo exhausto unos minutos, sacudió aquel miembro ahora fláccido y volvió a guardarlo. Mirando a su alrededor con cara de culpabilidad se alejo sin hacer ruido. Rosa no podía creer lo que había visto. Aquel gitano tan varonil por el que más de una gitanilla suspira y acaricia su vagina por las noches, resultaba que se excitaba con la vista de aquellos hombres desnudos en el río.Rosa espero unos minutos y decidió regresar al campamento.Cuando menos lo esperaba escucho detrás de Ella la voz de Belgobu que le pedía le ayudara con la cesta de yerbas que llevaba entre los brazos. Camino del campamento, la Matriarca le dijo: “Muchos opinan que la mala suerte que nos invade es por causa tuya, los rumores no cesan y debo tomar medidas. Como Matriarca del campamento y siguiendo la costumbre, al no haber tu madre acordado matrimonio para ti, debo escoger yo entre los habitantes quien será tu marido” Rosa palideció. Intento protestar pero Belgobu continuó:“No se que maldición recae sobre ti y tus ancestros que solo causan problemas”. Ante la cara de sorpresa de Rosa continuo. “Primero tu madre, y ahora tu. Esta escrito que no viviré tranquila gracias a Uds.” Rosa no acertaba a preguntar nada. “Nunca debí permitir que tu abuela se hiciera cargo de Salomé. A sus orfandad debí darla a amamantar a otra. Los pechos de tu abuela estaban malditos.”Rosa oía como si no fuera a ella a quien dirigía la palabra.“Debes conocer la historia para que entiendas el porque de mis decisiones.Cuando tu madre aun no cumplía 10 años tu abuela parió un niño muerto la misma noche que la madre de Salomé la paria muriendo en el trabajo de parto. Siendo huérfana la entregue a tu abuela que la amamantó y crió como hija suya. Su destino estuvo sellado cuando mamo de aquella leche. La maldición que recae sobre tí es herencia de tu madre. Por aquellos días dos paisanos se hicieron presentes por el campamento. Vinieron varias veces con diferentes pretextos. Un buen día uno de ellos apareció muerto entre los matorrales del río, lo habían apuñalado con una daga Marrasquina, idéntica a la que heredaste de tu Madre. El otro desapareció del campamento al igual que una gitana de la que solo se encontró un pañuelo verde que acostumbraba usar como amuleto de buena suerte. Las malas lenguas decían que aquel paisano había muerto cuando fué encontrado en Brazos de Salomé por algún gitano celoso. Posteriormente, tu madre fue encontrada por tu padre un día libando de la fuente de Salomé. Avergonzado ante la posibilidad de que se supiera y se pensara que era el culpable de no satisfacer a su mujer, abandono el campamento, sin saber que ya estaba preñada de tu persona. Aproximadamente 8 meses después naciste Tú."
“Los más viejos me presionan para que tome medidas que protejan el campamento de una nueva ola de calamidades como las de esos tiempos. Si tienes algún prospecto para desposarte me gustaría saberlo, si no yo escogeré uno para ti. Tienes solamente unos días para pensarlo. Gracias por la ayuda, me vuelvo vieja y ya cansa el cargar la cesta.”Rosa corrió a la tienda de Salomé, quería gritarle, preguntarle, arrojarse en sus brazos, golpearla. Entro corriendo gritando ¡ Salomeeeeeeeeeeee ! y se encontró con los brazos de la paisana blanca. ¿Que haces aquí? ¿Que buscas?Calma, nada malo, buscaba a Salomé pero no esta. Respondió la paisana¿Para que la buscas?Porque necesito unas respuestas, pero cálmate vienes muy agitada, lloras, ¿te puedo ayudar?No, no puedes.Ven anda cálmate, toma un trago de vino, anda te hará bien.La mujer aquella con su melodiosa voz empezó a calmar a la fiera que Rosa traía dentro, sus manos acariciaban su pelo mientras ponía el borde del vaso de vino en sus labios. El aroma de aquella mujer inundaba su nariz de una fresca fragancia. Sus ojos no pudieron evitar ver aquellas dos grandes copas albeas invertidas que dejaba ver aquel escote.Anda otro sorbo, te hará bien musitaba la bella mujer a su oído.Rosa estaba confundida, ella que había soñado con matar aquella mujer, ahora s encontraba deliciosamente acurrucada entre sus brazos. Sus demonios la acosaban, unos le decían que debía apartarse de aquellos brazos. Ella le pertenecía a Salomé. Otros le aconsejaban la venganza. Salomé la había traicionado, porque no entregarse aquella paisana que con cuerpo de Ángel la consolaba. Otro trago y uno más, empezaron a derribar los temores de Rosa, de pronto y sin saber como sintió su boca penetrada por la lengua de aquella hurí. Su lengua respondió a aquel beso húmedo, sus manos abrazaron aquel cuerpo, se abandono al placer que en sus sentidos despertaba aquella mujer.Intercambiaron cual vampiros los cuellos que se llenaban de besos y caricias, las manos recorrían con ansiedad los pechos, los botones rosados y oliváceos se besaban, las manos acariciaban sus caderas mientras sus vientres se pegaban, los dedos hurgaban en las grutas llenas de humedad, ríos de miel brotaban de las fuentes bajando por aquellos muslos que se movían al ritmo del deseo. Rodaron entre los cojines de la tienda. La boca de Rosa buscaba la fuente de Ananay, sus manos abrían sus piernas y su lengua se metía en aquella gruta que se abría rosada para ella. Los labios estaban gordos llenos de sangre, cambio de postura la gitana ahora era su nariz la que embocaba en aquella gruta, dejando sentir su respiración en aquel sexo abierto mientras sus labios se apoderaban de aquel pequeño botón rosado que apretaban haciendo endurecerse al toque de la punta de la lengua de Rosa.
Ayanay respondía aquellas caricias con sus manos. Sus dedos abrían los labios púrpuras de Rosa, metiéndose y moviéndose dentro de aquella cavidad húmeda suave y calida de la gitanilla.Sus manos tomaron los muslos color oliva de la gitana y la boca de Ananay se pego aquel sexo cual hiedra a la piedra.Los jugos de ambas hembras fluían despertando con sus aromas más excitación y más deseo. El acomodo volvió a cambiar ahora las entrepiernas se juntaban, los sexos se frotaban uno a otro mientras las manos y bocas reanudaban su viaje por senos y por bocas.De pronto llego. Un grito al unísono se oyó. Un gemido largo lleno de deseo que anticipaba el momento exacto del final mutuo se dejo oír. Los muslos se apretaban los sexos se golpeaban y las contracciones de ambas no dejaban dudas de que el cielo había sido alcanzado. Entrepernadas y desfallecidas se quedaron abrazadas por varios minutos. Ananay fue la que hablo primero. Debemos vestirnos, alguien puede llegar y será difícil explicar. Rosa se dio un poco mas de tiempo, se quedó admirando como se vestía aquella hermosísima mujer, admiro una vez mas y comprobó lo que sus ojos habían visto aquella tarde en el rió cuando la montaban aquellos dos gitanos. Podía entender el porque había hechizado a Jesús de tal forma que se olvidara de Piel. Toda ella era hermosa, sus caderas firmes, redondeadas, su vientre con una pequeñísima curva que la hacia aparecer como una Venus. Sus muslos blancos llenos y torneados y que decir de sus magníficos pechos dignos de una diosa griega. Para complementar el cuadro una cara divina con rasgos muy extraños que la hacían ver extraordinariamente hermosa.Una vez vestida se inclino y dando un ultimo beso a Rosa murmuro, no digas a Salomé que estuve aqui. Rosa asintió con la cabeza y la vio partir, pensando si volvería tener algún día entre sus brazos aquella mujer que parecía un ángel…
Pillado en la Red... a: lila
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