
Hoy, aprovechando mi día libre he pasado la mañana enganchada al ordenador. Por fin he puesto orden a la ingente cantidad de archivos que tenía en la carpeta de “mis documentos”. En ella me he encontrado las fotos y videos que tú y yo nos hemos hecho este año. Mirando hacia atrás, siento que estos doce meses se han esfumado sin quererlo, el tiempo a tu lado desde aquel día en que te conocí ha trascurrido rápidamente. Las fotos y los videos hablan por sí solos de todo nuestro pasado.
Todavía siento escalofríos cuando recuerdo el día en que sacaste tu diminuta cámara del bolsillo de tus pantalones, te sentaste al borde de la cama y me pediste que me desnudara para ti. No era la primera vez que lo hacía, pero sí lo era con una cámara de por medio. Me quité el vestido lentamente y me zafé de mi ropa interior no sin cierta vergüenza, mas mi ardor fue en aumento al comprobar tu excitación por mi total desnudez y el efecto que la posesión de la cámara provocaba en ti. Sé que te sentías algo voyeur, que te producía un enfermizo placer adoptar con el objetivo un papel de tercero, como si fueras un extraño curioseando sin pudor por el ojo de una cerradura. Te gustaba ver mi imagen transformada en una pequeña pantalla de LCD ¿verdad? Tu forma de tratarme parecía cambiar en esos instantes, tu voz se transformaba, tus ruegos se mutaban en órdenes y yo me dejaba llevar por la pasión y por el amor que sentía por ti.


Tras el baño, hicimos el amor sobre la hierba. Eso por llamar de alguna manera a aquellos hierbajos pajizos, nada suaves y delicados. Las hierbas duras y entalladas se clavaban en mis nalgas en cada una de tus acometidas. Trascurrieron tan sólo unos minutos cuando dejé de percibir la incomodidad del lugar y acomodé mis sentidos en una única dirección: tu persona. Sólo te sentía a ti haciéndome el amor, sólo oía tu voz como una caricia expresando lo mucho que me amabas y lo mucho que deseabas compartir tu vida conmigo. En esos momentos ya no estaba en el campo, mi cuerpo flotaba sobre una nube y creía sinceramente que no podía haber mujer más dichosa que yo en el mundo. Aquel día, el video quedó perfecto, la luz del sol era nuestro aliada, el sonido que la corriente del río provocaba nuestro compañero y ciertamente, es uno de las grabaciones más bonitas y entrañables que hemos hecho juntos.

Gracias a ti descubrí que a mí también me excitaba ser la directora de nuestras películas, hasta hemos llegado a discutir sobre quien debía llevar el mando, casi siempre cedía yo, ¡que remedio! ¿Pero no me negarás que aquella noche que te pedí que te masturbaras delante de mi nueva cámara no fue excitante? Ya sé que tú nunca enfocabas nuestros rostros y que te enojaste al comprobar que yo sí lo había hecho. Pero cariño, tus ojos mirándome en esos momentos me estaban transformando, eran un aliciente difícil de evitar. Experimenté una gran excitación en tal sublime instante, mi clítoris se inflamó automáticamente al verte desnudo masturbándote retadoramente para mí. Ese es mi video favorito, creí haberlo perdido por completo. Me puse tan furiosa el día que sin permiso entraste en mi ordenador y creíste borrarlo... Pero soy exhaustiva en mi trabajo y siempre guardo cuidadosamente una copia en un lugar recóndito. No sabes la de veces que me he excitado con su visionado.
Sólo faltan dos meses para nuestra boda, ya está todo preparado: el restaurante, el viaje, mi vestido... Todos los invitados tienen su correspondiente felicitación y por fin nos han dado fecha para escriturar el piso de nuestros sueños. Me siento feliz en este momento ¿cómo tú verdad? Por eso, no puedo dejar de hacerte un regalo, un maravilloso regalo por todo este tiempo que hemos pasado juntos. Te mereces esto y más, eso por descontado.

No te asustes si al llegar a mi casa contemplas esparcidos por la calle algunos de tus enseres, ya sabes que mi piso de alquiler es sumamente pequeño así que he tenido que hacer una pequeña limpieza. ¡Qué mejor que empezar por todas las cosas que has ido acumulando este año en mi casa! El portátil ya estaba viejo así que tampoco viene mal que te compres uno nuevo con más memoria para todos tus videos, son muchos los que acumulas. Me ha costado, pero he conseguido encontrar la carpeta donde guardas los videos de tu “amiga” Maite. Conociéndote, sabía que también la habrías grabado a ella. Muy ingenioso esconderlos en la carpeta de archivos del sistema... Mi paciencia ha dado sus frutos y tras abrir uno a uno cada icono, incluidas las carpetas ocultas, han aparecido por fin. Imposible buscarlo por nombre. Pero soy luchadora y no me rindo ante la adversidad. La próxima vez te aconsejo que pongas contraseñas como hago yo, es mucho más seguro.
Lo que ciertamente no llego a explicar es como, por error, me ha llegado a mi dirección un correo tuyo dirigido a la tal Maite. Esa equivocación no es propia de alguien experto en informática como tú. Pobrecito, tanto trabajo está haciendo mella en ti.
No tengo nada más que decir. Espero que tengas mucha suerte con tu nueva vida artística y que te lluevan las ofertas gracias a mi ayuda.
Adios, Mercedes.
¡Hola Maite, mi amor!

Te necesito, llámame por favor.
Fdo: Alice Carroll
3 comentarios:
ouchhhhhhhhhhhhhh..!!! see sfumo esa herencia :P muy bueno cielo, muackssssssssssssssssssssssss
wuauuu, pues ya me lo decia una amiga, el amor es ciego, por eso hay k vigilarlo siempre con un ojo abierto...xD..con los ojos abiertos se ven venir antes los palos...:S..muy bueno tibu...
Ja ja ja, he descubierto casualmente tu blog y mi relato. Muy monas las fotos que has puesto para ilustrarlo y creo que el título de "Trío de emails" es genial, mejor que el de "Querido Pedro"
Besos.
Alice Carroll
Publicar un comentario