Lokos y Xifladas

Lokos y Xifladas

domingo, 28 de octubre de 2007

Nuestra Primera Vez (II)

A partir de ahí no hizo falta que siguiéramos con el juego. José se me acercó por detrás y empezó a besarme en el cuello mientras Viqui seguía besándome en la boca, y otra boca empezó a lamerme un pezón. Era Ignacio, que enseguida llevó su boca a la de su mujer para besarla, pero también se encontró con la mía, mientras José seguía besándome por el cuello y llevaba sus manos a mi coño. Viqui apartó la boca y pasó la cabeza junto a la mía para besar a José, y en cuanto lo vi yo también llevé mi boca junto a las suyas para ese beso a tres. No podía aguantar más, así que me puse a cuatro patas y le dije a José que me follase.
Mientras lo hacía, Ignacio se tumbó frente a mí y Viqui se sentó sobre su polla, y pude ver, mientras mi José me follaba, cómo Viqui se follaba a su marido, que estiró un brazo para acariciar mis pechos, y Viqui acercó su boca a la mía para volver a besarnos, pero me di cuenta que intentaba ver cómo la polla de José entraba en mi coño, así que fui girando sin que José saliera de mí hasta quedar en paralelo a Viqui e Ignacio. José estaba muy excitado, su polla estaba durísima, y también miraba a nuestros compañeros de cama sin perder detalle. Ignacio, que acariciaba el coño de su mujer, llevó su otra mano a mi coño y empezó a masturbarme a mí, José me follaba mientras acariciaba los pechos, la espalda y el culo de Viqui, Viqui se follaba a su marido y me acariciaba a mí, y yo los miraba a los tres..., los cuatro nos mirábamos...
No sé quién se corrió antes o después, pero desde que los gemidos de Ignacio nos decían que se estaba corriendo todo fueron gemidos de éxtasis, y en pocos minutos estábamos los cuatro tumbados sobre los colchones. Viqui nos dio un cigarro a cada uno, y creo que ése fue uno de los cigarros más sabrosos de nuestras vidas. Nos quedamos los cuatro en silencio, fumando, sólo se oía el ruido de la chimenea y nuestras respiraciones.
Ignacio rompió el silencio preguntando quién quiere una copa, yo aproveché para coger a José de la mano e ir al aseo a lavarnos un poco mientras Ignacio servía la bebida. Tanto José como yo habíamos disfrutado de la experiencia, a él también se le aceleró el pulso, se sintió extraño y gozó. Cuando volvimos al salón, Ignacio y Viqui nos dieron nuestras copas y se metieron en el aseo, sabíamos que eran unos momentos en los que las parejas teníamos que hablar a solas y estaba claro que a todos nos había gustado la experiencia.
De nuevo los cuatro sentados en los colchones, desnudos, bebiendo y fumando, hablamos sobre lo que acabábamos de hacer y nuestras impresiones. Todos coincidimos en que estábamos nerviosos y excitados, y en que habíamos disfrutado mucho.
Cuando se acabó la copa, Ignacio estiró la mano y cogió del sofá una caja de condones. ¿La abrimos?, nos preguntó. Los cuatro nos reímos, supongo que para rebajar la tensión, porque lo que íbamos a hacer ahora era otra cosa distinta. Antes habíamos follado, pero cada pareja por su cuenta, y ahora se trataba de hacer el intercambio. La situación volvía a excitarme mucho, así que no me lo pensé y di el paso, llevando mi mano a la polla de Ignacio y diciendo que antes de abrirla tendremos que poner esto en condiciones... Nos besamos mientras José y Viqui nos miraban con una mezcla de excitación y expectación. Ignacio llevó su mano a mis pechos y la fue deslizando hasta mi coño, acarició mis labios y comenzó a masturbarme mientras yo lo masturbaba a él. Me empujó hacia atrás, tumbándome, y comenzó a chupar mis pezones, bajó a mi vientre y llevó su lengua a mi sexo, mientras José y Viqui seguían mirándonos.
Mientras Ignacio me lo chupaba, José se acercó a mi boca y me dio un morreo, se apartó y fue Viqui la que se acercó a darme otro beso, para pasar a besar a mi José... Se metieron mano y comenzaron a hacer un sesenta y nueve, y, al verlos, Ignacio hizo lo mismo, y allí estábamos los cuatro haciendo dos sesenta y nueves, Ignacio encima de mí, José debajo de Viqui, disfrutando como nunca, mirándonos como si nos faltaran ojos para verlo todo.
Al poco tiempo Viqui se incorporó y cogió la caja de condones, la abrió y le dio uno a Ignacio y otro a José, y ella y yo nos dimos un morreo de órdago a todo... Cuando estuvieron listos, Viqui y yo nos pusimos a cuatro patas, una junto a la otra. José penetró a Viqui e Ignacio me penetró a mí, mientras Viqui y yo nos seguíamos besando, comiéndonos los labios, lamiéndonos las lenguas. Ignacio me cogía fuerte de las caderas y me follaba con fuerza pero sin prisa. José se follaba a Viqui mientras la masturbaba con una mano. Vaya polla tiene tu marido, le susurré a Viqui entre besos y gemidos. Ella me dijo algo, pero no lo entendí. Ignacio había acelerado su movimiento y me follaba como una locomotora, rápido y manteniendo un ritmo fijo, empecé a masturbarme y me corrí poco antes de que Ignacio lo hiciera.
Nos quedamos reclinados en el colchón viendo cómo José se follaba a Viqui, que le preguntó a su marido ¿te gusta ver cómo me folla?, y la respuesta de Ignacio fue acercarse a ellos y empezar a penetrar el culito de Viqui con sus dedos ayudándose de saliva, y entonces le respondió que quería ver cómo José le follaba el culo. Yo era la única que estaba sin hacer nada, y eso sí que no, así que sin pensármelo me metí debajo de Viqui y, por primera vez, me comí un coño, su coño, mientras se la follaba mi José, e inmediatamente noté que por primera vez una mujer me comía el coño, mi coño... La primera impresión no fue muy agradable, pero en ese momento no me importaba en absoluto. Ignacio dijo algo que no entendí y José sacó su polla del coño de Viqui y se la metió por el culito. No pasó un minuto antes de que José estallara, y poco después se corría Viqui mientras mi lengua lamía sus labios y los contornos de su clítoris.
Aún era temprano y tuvimos tiempo de descansar un buen rato y repetir, se suponía que esta vez de nuevo cada uno con su pareja, pero acabamos utilizando un montón de condones por los cambios que hicimos antes de caer rendidos.
Aunque planeamos otras reuniones, no tuvimos más ocasión de juntarnos los cuatro. Al poco tiempo Ignacio y Viqui se mudaron a otra ciudad por motivos de trabajo de Ignacio, demasiado lejos de nosotros, pero Viqui y yo tuvimos tiempo de dedicarnos una tarde a nosotras, nuestra primera vez a solas, mujer contra mujer. Nos prometimos que nos llamaríamos y que volveríamos a vernos, y al principio nos llamábamos con frecuencia, pero poco a poco las llamadas se fueron distanciando y fuimos perdiendo la confianza que teníamos. Sin embargo, hace unos meses, desde que la llamé para felicitarla por su cumpleaños, Viqui y yo venimos teniendo unas conversaciones telefónicas muy largas, muchas llamadas y muchas palabras, y estamos recuperando la confianza y el contacto. Por la distancia que nos separa, y por los viejos tiempos, por aquella noche, Viqui me propuso
aquel juego... (continuará)
COPIADO DE LA RED

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