Lokos y Xifladas

Lokos y Xifladas

martes, 30 de octubre de 2007

A mi Novia le gusta enseñar su Culito. (I)

Les puedo asegurar que esta historia que les contaré sucedió tal cual se las relataré. Lo único que cambiaré serán los nombres de los personajes por motivos obvios. Me llamo Sergio, vivo en Buenos Aires, Argentina, tengo 40 años y estoy viviendo en pareja hace 2 años con Marcela, una muy linda rubia de 25 años, 1,67 mts de estatura, 85 de pecho, 62 de cadera y una cola súper paradita (a fuerza de mucho gimnasio) y con la piel muy suavecita. Al principio de nuestra relación en la cama siempre fuimos muy conservadores, nada de fantasías extrañas, nada de sexo anal, nada de películas porno ni nada de juguetes.

Así transcurrían nuestros días hasta que en una ocasión, yo estando en el baño de mi oficina escuche la conversación de dos compañeros, Eduardo y Leonardo, hablando de mi novia, la cual habían conocido en un evento para la presentación de unos nuevos productos que se había realizado el sábado anterior y al cual habíamos concurrido todos los integrantes de la empresa con sus respectivas novias o esposas. Al escuchar el nombre de Marcela me escondí para no ser visto y al prestar atención no podía creer lo que escuchaba.

A continuación les transcribo lo más textual posible la charla:

- ¿Viste el culo que tiene la pareja de Jorge?, preguntó Eduardo

- Ni que lo digas, no pude dejar de mirárselo en toda la noche, contestó Leonardo

- También con ese pantalón que tenía y esa tanguita que se le marcaba toda.

- Además, me parece que le gusta mostrarlo, porque cada vez que notaba que la estaba mirando se hacía la tonta y lo paraba más.

- Te parecerá a vos. Con Jorge siempre hablamos de lo tímida que es Marcela y lo que le cuesta a él realizar algunas de sus fantasías.

- Yo lo único que te digo es que me parece que esta es una putita barbara y que le encantaría que le rompan el culito de una buena vez y yo me anotaría en primer lugar.

En ese momento salieron del baño y yo me quedé con una sensación de bronca tan grande que solo era comparable a la calentura que me había dado escucharlos hablar así de Marcela. A partir de ese día note lo que me excitaba saber lo deseada que era mi novia y cada vez que teníamos relaciones fantaseaba con la idea de que hubiera gente mirándole la cola a Marcela mientras ella la movía contenta de mostrarla. Así trascurrieron varios meses, hasta que en una oportunidad y en un momento que estábamos tomando sol en el bacón de casa, vi que se metía la tanga que tenía puesta bien adentro de la cola. Cuando le pregunte que hacía, me contesto que era para que no le quedaran las marcas de la malla, pero en realidad me di cuenta que se había levantado de la reposera y se había colocado de espaldas a la reja del balcón dándole un espectáculo bárbaro a dos jóvenes que vivían en un edificio de enfrente y que no se podían despegar de la ventana. Al darme cuenta y creyendo que Marcela no se había dado cuenta le aviso:

- Marce, date vuelta que te están mirando de enfrente.

- ¿En serio? Da vuelta la cara y viendo a los chicos les saca la lengua, se las pasa por los labios, luego me mira y me dice:

- Déjalos que miren, me calienta pensar que esta noche van a hacerse una paja pensando en mi.

No podía creer lo que escuchaba y veía, la tan recatada de mi novia ofreciendo el culo para que unos desconocidos se lo miraran cuanto quisieran y además reconocer que eso la calentaba. No supe que decir, automáticamente sentí que comenzaba a tener una erección monumental y comencé a dar crédito a lo que había mencionado mi compañero Leonardo en la ocasión del baño. Como pude, me pare de la reposera y me acerque a ella le di un beso en la boca y susurrándole al oído le comente que lo que estaba haciendo era una de mis fantasías de los últimos meses y que si a ella le gustaba yo no me pondría celoso, al contrario, le ayudaría a desarrollar su fantasía y llegar hasta donde ella quisiera.

Cuando escucho esto, me miro fijo y me preguntó:

-¿Llegar hasta donde yo quiera?

- Sí, ¿porqué? ¿Hasta donde quieres llegar?, le respondí.

- Me gustaría mostrarle la cola a estos chicos sin la mallita. ¿Me dejas?

La conversación había llegado al punto que yo ya no podía soportar mas que mi chota estuviera encerrada en el pantalón. Ella me miraba como esperando la respuesta, sin dejar por supuesto de arquearse cada vez más para mostrarse mejor a estos chicos que ya a esta altura y sin ningún disimulo habían sacado sus chotas y se estaban haciendo flor de paja.

- ¿No te parece que sería demasiado?, ¿No te da vergüenza? le pregunte.

- No, para nada, lo único que me da un poquito de vergüenza es confesarte que siempre me gustó mostrarme y especialmente me excita muchísimo cuando los hombres me miran y desean mi colita.

Vi en su cara que contarme esto la calentaba terriblemente, y yo que con mi calentura no me quedaba atrás le seguí preguntando.

- ¿Le mostraste la colita a muchos señores en este ultimo tiempo?

- A varios, ¿queréis que te cuente la última vez?

- Fue ayer cuando salí del edificio para el gimnasio con las calzas azules y al ver que Sergio (el portero) y Rubén (el de seguridad) no podían sacarme los ojos de encima, me abrí un poco de piernas, me agache sin flexionar las rodillas y hice como que me ataba el cordón de las zapatillas, poniéndole la cola a un metro de la cara de ellos. Me clavaron la vista y pude ver como Rubén se puso la mano en el pantalón y murmuro algo que no llegue a escuchar. Esto me calentó tanto que tuve que volver a casa a cambiarme porque me había mojado toda.
A medida que me contaba esto se había abierto un poco mas de piernas y empezaba a tocarse la conchita, siempre mostrando su culito a todos los que quisieran verlo en las ventanas de enfrente.

- Bueno, si no te da vergüenza, sácate la tanga, pero espera que me vaya para adentro, para mirarte desde ahí.

Lo único que yo quería era no perderme nada del espectáculo que estaba por dar mi novia, y lo quería ver mientras me hacía flor de paja. Cuando la deje sola, giró la cabeza hacia los mirones, sacó la lengua pasándosela por los labios, tiró de cordón de uno de los costados de la maya desatando el nudo y voilá, ahí estaba parada en el bacón con las piernas abiertas, un dedo dentro de su conchita y apuntando su colita desnuda en plena luz del día a decenas de ventanas.

Se arqueaba cada vez más, se abría los cachetes con la mano, mostrando su lindo agujerito y siempre sin dejar de masturbarse, la escuchaba que decía en voz baja

- ¿Les gusta mi cola? ¿Les gustaría chuparla?, aquí la tienen, toda para ustedes.

De repente me miró a través del vidrio y me rogó que le metiera la pija en la boca, cosa que no pude evitar ya que estaba por estallar. Así que salí al bacón, la tome de los pelos, y ella me empezó a comer la chota, mientras yo ya fuera de sí, le gritaba:

- ¿Te gusta que te vean la colita putita? ¿Te gustaría tener ahora otra pija por atrás?

Ella asentía con la cabeza y gemía como nunca la había escuchado. Ya había acabado como 5 veces.

Yo seguía: ¿Sabes todos los señores que se deben estar pajeando con tu culito?, ¿Te gustaría tenerlos todos aca, no puta? Siiii decía ella, pero ya no aguante mas y tuve un orgasmo monumental, el cual Marcela se tragó hasta la última gota. Le di una palmadita en la cola y nos metimos para adentro, sin antes ella darse vuelta y dirigir un beso hacia las ventanas.

Mañana continúa.....

Pillado de la Red.

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