Pudiera pensarse que el tema de los besos sólo debería preocupar a los que inauguran la pubertad y se pasan durante horas delante del espejo ensayando cómo besar a su idealizado príncipe o princesa. Pero lo cierto es, que continúa siendo de gran relevancia en el mundo sexual y afectivo de los adultos. Hoy queremos detenernos, y hacer una reverencia si fuera necesario, ante la sensualidad y majestuosidad del beso con lengua.
No hablamos de unir las lenguas como cobras o lamer como algunas mascotas, nos referimos al arte de besar con pasión, para lo cual se hace imprescindible un buen manejo de los labios y la mucosa bucal. No es algo que se aprenda de un día para otro, pero el papel que tiene en la atracción es concluyente para una gran mayoría, sobre todo si tenemos en cuenta el efecto de rechazo que provoca un beso mal dado.
No hablamos de unir las lenguas como cobras o lamer como algunas mascotas, nos referimos al arte de besar con pasión, para lo cual se hace imprescindible un buen manejo de los labios y la mucosa bucal. No es algo que se aprenda de un día para otro, pero el papel que tiene en la atracción es concluyente para una gran mayoría, sobre todo si tenemos en cuenta el efecto de rechazo que provoca un beso mal dado.
Entre las quejas más frecuentes, aparte de una halitosis de esas que lejos de seducir marean, encontramos las siguientes:
• Introducir la lengua hasta dar las doce campanadas con la amígdala. Es innecesario tocar fondo, generará en el receptor una sensación de agobio e incomodidad. Mover la lengua en sentido rotatorio o entrelazándola con la del compañero es más agradable y exitoso.
• Invadir la boca del otro con exceso de salivación. Es verdad que hay personas que salivan más que otras, ante lo cual poco se puede hacer, salvo tener más cuidado y tragar antes.
• Introducir la lengua hasta dar las doce campanadas con la amígdala. Es innecesario tocar fondo, generará en el receptor una sensación de agobio e incomodidad. Mover la lengua en sentido rotatorio o entrelazándola con la del compañero es más agradable y exitoso.
• Invadir la boca del otro con exceso de salivación. Es verdad que hay personas que salivan más que otras, ante lo cual poco se puede hacer, salvo tener más cuidado y tragar antes.
• Asfixiar al amante con un beso hiperprolongado. A veces hay quien dejándose llevar por el momento y la excitación se embarca en un beso ininterrumpido sin darse cuenta de que el otro o no lo siente así o necesita coger aire, pues tanta intensidad le resulta molesta, sin que ello signifique que experimente menos sentimientos o amor. Por eso, es conveniente estar atentos a la respiración y gestos del compañero, y alternar el beso profundo con otros juegos como morderse los labios, besar en el cuello, acariciarse, etc.
Pero ¿por qué despierta tantas emociones un beso? Pensemos que tanto los labios, como la lengua y las paredes internas de la cavidad bucal son zonas altamente sensibles por la cantidad de terminaciones nerviosas que tienen. Además es una práctica que conlleva una gran estimulación sensorial: la textura (suavidad de la lengua y del interior de la boca), la humedad, el calor del aliento, etc., son percepciones excitantes, que se ven amplificadas por el hecho de cerrar los ojos, y hacer foco en el beso.
Cuando besar provoca excitación, el cuerpo en general está más receptivo a la estimulación erótica, con lo que no es extraño que genere algunas reacciones físicas como la erección del pene y los pezones, lubricación vaginal y emisión del líquido preseminal (transparente) en el caso del hombre. Aunque es más infrecuente, también un beso por sí solo puede desencadenar un orgasmo, en parejas muy jóvenes, sobreexcitadas y poco experimentadas, reacción que conforme se habitúan a los contactos íntimos irá desapareciendo. Mas no basta tener la capacidad de sentir deseo para tenerlo, de ahí que los actores y las parejas sin “química” puedan besarse externamente de manera apasionada, y sin embargo vivirlo subjetivamente con indiferencia, e incluso desagrado.
Para los que todavía no se han iniciado en esta práctica, o para los desentrenados que la perdieron en sus tiempos de juventud o en los primeros años de la relación de pareja, a continuación os esbozamos una serie de pautas para que tengáis éxito y disfrutéis, recordándoos, eso sí, que como todo en la vida es cuestión de ensayar y ensayar (con la persona adecuada):
• Utiliza el extremo y los bordes de tu lengua para explorar y acariciar con ellos los de la lengua de tu pareja, o bien debajo de la misma. También puedes jugar a rozar lentamente el borde interno de las encías del otro (sobre todo la superior), la parte anterior del paladar o cielo de la boca, sin detenerte en los dientes excesivamente. Cuidado con las cosquillas que esto le provoca a algunas personas.
• Recorrer la cara inferior de su lengua hasta el frenillo, suele ocasionar sensaciones muy placenteras.
• Combina la estimulación lingual con la de los labios. Mordisquéalos suavemente, y aprisiona alternativamente su labio inferior y superior entre los tuyos. Los tratados eróticos (kamasutra, la técnica japonesa Shiatsu) argumentan que el labio superior femenino es una de las zonas más erógenas de su cuerpo, incluso aluden al canal nervioso que une directamente el labio superior con el clítoris, con lo que al ser masajeado el primero liberaría energía sexual y estimularía el deseo.
• Algunas parejas disfrutan de introducir y sacar rítmicamente la lengua (a modo de embudo) en la boca del compañero, como preludio simbólico de la penetración que se producirá durante el coito.
• Las posibilidades son infinitas y a gusto de los protagonistas (succionar los labios, la lengua).
• Este tipo de beso profundo, o beso francés, se puede complementar con otro tipo de caricias, en las que la lengua y los labios llegan hasta el cuello, la nariz, los ojos, y en especial las orejas. Éstas últimas son lugares altamente erógenos para la gran mayoría, aunque hay un porcentaje de personas a las que le causa rechazo, igual que los besos o caricias en el ombligo.
Ni que decir tiene que esto no es un manual para poner en marcha un aparato electrónico. De nada sirve llegar e imponer los movimientos propios, si no escuchamos lo que nos quiere decir la lengua de la otra persona. Besar no sólo es ser activo y hacer ejercicios gimnásticos linguales, también implica recibir el beso, acoger los labios del compañero y dejarse descubrir por ellos. Es enriquecedor intercambiar los papeles de vez en cuando, de modo que unas veces sea uno el que besa y el otro el que recibe.
El beso que hoy os hemos presentado es satisfactorio por sí mismo, que incentive el deseo no significa necesariamente que tenga que ser siempre un medio para llegar a la relación sexual. Como quien dice, ¡es válido por sus propios méritos!
4 comentarios:
uuuuuuuuuuuuuufasssssss:$:$(carita sonroja):P:P
mu bueno cabesuo!!
muakssssssssssss
Anna
Vaya, interesante lo de los besos. Pero yo creo que el beso depende de la persona que tienes que besar, cada uno tiene una manera diferente de besar.
Eso si un buen beso es lo mejor...
Memole
Posdata: besitos jijiji
Interesante articulo de los besos, muy bueno :)
Siempre me han gustado los besos, besar y ser besada. Me parece precioso aprender como se pueden hacer para que resulten más satisfactorios.
Un besazo tibu. Me ha encantado este artículo.
Mukisssss (carita roja)
jajajajajjaja
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